El guitarrista de mi grupo es gilipollas

>> sábado, 4 de julio de 2009

Eve apuró el pitillo. Le parecía que la habitación no tenía aún el suficiente humo. El periodista hacia tiempo que esperaba paciente la respuesta de la solista. Ahora que se fijaba bien, le parecía algo más baja de lo que había imaginado. Sin duda mucho más mortal. No paraba de buscar una mirada que le diese un indicio de algo. Pero Eve no tenía prisa. Se recostó en el sofá hasta hundirse. Respiró profundamente y abrió la boca vocalizando sin que su diafragma expulsase aire alguno. Parecía que iniciase los ejercicios que realizaba antes de salir al escenario. En su mirada perdida veía con claridad aquella primera vez, en el polideportivo de su instituto, que se subió a uno. Nerviosa, sus compañeros la tranquilizaron diciéndole que sería igual que en el garaje en el que ensañaban semana tras semana. Pero ella deseaba que fuese mucho mejor. El concierto fue un desastre. Las copas de más que le hicieron al batería perder el ritmo en más de una ocasión y lo distorsionados que se escuchaban los amplificadores, consiguieron que los desafinados intentos por cantar de Eve pasaran casi inadvertidos. “Nadie recuerda su primer polvo como el mejor”, esa fue la frase que Rolling Stone publicó en portada casi quince años después cuando Kish dio comienzo a su gira mundial. Una frase que ella odiaba haber pronunciado.

Eve se mordió el labio inferior. Sabía que nada de lo que ya ha pasado tiene remedio. Creía que sólo las cosas buenas se podían estropear con el tiempo. Muy pocas veces las malas tenían solución. Por eso dejaron de impórtale las veces que amaneció desorientada tras una noche de excesos. Las fiestas universitarias se convirtieron en locales de ensayos en los que probar nuevas canciones y estilos en busca de una identidad propia. Sólo en el último año de la Universidad, cuando la vida real amenazaba con disipar el sueño, decidieron tomarse el asunto en serio. Ensayaron hasta la extenuación. El repertorio, los tonos, los ajustes… Eve agitó suavemente su cabeza… en dos ocasiones estuvo a punto de abandonar el grupo. No podía recordar ningún buen momento de aquellos meses. Por eso siempre hablaba de las fiestas de las hermandades, las anécdotas de la carretera en busca de un nuevo local en el que cantar, el esfuerzo por reunir el dinero para grabar una primera maqueta con calidad. Cualquier cosa menos entrar en su intimidad. Sólo hace un par de años, con el imperioso consejo de sus productores, y en un intento por relanzar su carrera, concedió una entrevista a People para hablar de todo aquellos que únicamente ella conocía. La cara “b” de todos sus discos.

Como si del contacto de un Cadillac se tratase, de pronto, un día, todo arrancó. Una llamada, un productor y un estudio de grabación en Los Angeles. Todo sucedió muy deprisa. Eve no podía recordar el nombre de la mayoría de las personas que conoció esos primeros años. Lanzamiento de su primer disco, promoción, giras por todo el país y éxito tras éxito. Como una cascada de acontecimientos que no se puede parar llegó el segundo y el tercer álbum, el número uno de ventas y las comparaciones con las bandas míticas de la historia. Cuando preparaba el equipaje para la que sería su primera gira mundial, más de treinta países en seis meses, recibió una llamada de su padre. Su madre había muerto. El funeral sería al día siguiente. Justo cuando Eve embarcaba en un avión rumbo a Europa. Dos meses en una clínica y cientos de sesiones de psicoterapia volvieron a ponerla lista para grabar después de aquella gira. Los años dorados habían llegado. Cansados y produciendo discos sumamente comerciales, Kish realizó dos giras mundiales más y vendió millones de álbumes.

Para los siguientes álbumes se vieron obligados a comprar temas de otros compositores y a realizar algunas versiones. Después de veinticinco años juntos no eran capaces de sentarse a componer ni un estribillo. Los abogados y productores negociaban cada excentricidad como si fuese la última de una larga lista. En la prensa se dejaban todo tipo de recados que no tardaban mucho en ser contestados. Más cuando los últimos trabajos no funcionaron bien en el mercado. Fue en ese momento en el que los gritos, las peleas, las acusaciones… se hicieron públicas. Kish protagonizó más portadas que nunca. Sin embargo, los constantes rumores de separación nunca terminaron de confirmase. Un fuerte contrato ataba a los componentes del grupo a la voluntad de unos productores que dejaron dormir una temporada a la banda a la espera de unos tiempos mejores que llegaron con un disco recopilatorio y una nueva gira mundial. La polémica vendía casi tantas entradas como un buen tema. Por eso se concedieron decenas de entrevistas a diversos medios para desentrañar las intimidades de la banda en la búsqueda del respaldo de un público nostálgico y morboso. Otro éxito del marketing.

Eve miró al periodista al tiempo en el que se preguntaba si estaba en Londres o ya había llegado a Berlín. Se incorporó mientras palpaba la mesa en busca de otro cigarrillo.

- No. Yo nunca habría hecho esta gira.
- De acuerdo… - repasó sus notas - Peter Barker, el guitarrista del grupo y compositor de muchos de sus grades temas, ha declarado que si usted, y cito textualmente, ‘no hubiese sido una colgada depresiva con aires de grandeza, no se habría aniquilado el alma de Kish y habrían pasado a la historia de la música como la mejor banda de rock de la historia y no como unos putos mercenarios’. Luego continuó acusándola de haber buscado un fuerte protagonismo en los medios identificando la banda únicamente con usted, de influir negativamente en la elección de los temas y de prostituir el espíritu del rock ¿Qué opina de estas afirmaciones del Sr. Barker?

La solista no hizo ningún gesto.

- Creo que el guitarrista de mi grupo es gilipollas.

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