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>> miércoles, 29 de abril de 2009
Allí, sentados en una mesa apartada de las miradas en un típico café de la ciudad, sintiendo aún el frío de la calle en sus mejillas, el camarero se marchaba con la comanda apuntada en su pequeña libreta de color limón mientras él la miraba esperando una señal que le indicara si aquél sería un café como tantos otros o si sería el inicio de algo tan deseado. Ella, entre interesada y emocionada por lo que sin duda había interpretado como una conversación que podía acabar en mordiscos, abrió su amplia sonrisa y le preguntó:
- ¿Ah sí? ¿Tienes blog? Me tienes que dar la dirección para que te lea. - y la mirada, directa hacia sus labios, indicaban que quería besarle.
- ¡Sí... sí, tengo blog! -dijo él ilusionado por su interés- De hecho... tengo ocho. -y esa última "o" suspiró de su boca sabiendo que sonaba mejor antes de haber salido.
Cuando comienzas a ocultar en el perfil de blogger alguno de tus blogs, es que tienes más de los que tu sentido de la vergüenza es capaz de soportar.
1 comentarios:
Tienen todos ustedes (o casi) demasiados cuadernos de bitácora y, salvo alguna excepción, sí que es verdad que no termino de tener clara cuál es la función de cada uno de ellos. Aunque me suele gustar leerlos todos.
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