La quiebra de Helton Co.

>> domingo, 17 de mayo de 2009

Texto enviado por Camilo Vázquez.

Helton Co., empresa surgida de la antigua Waters & Helton Co. que, a su vez, había surgido de la todavía más antigua Murrow & Waters & Helton Co., estaba a punto de desaparecer. La razón de la crisis de Helton Co. estribaba, en opinión de sus principales accionistas, en las extravagancias del viejo Gregor Helton, un loco que no sólo vestía como ellos y hablaba como ellos sino que, además, pretendía ser y actuar como ellos. Gregor Helton no admitía tratos de favor. Su despacho debía ser igual que todos los despachos, su mesa como las mesas del resto, su silla idéntica a todas las demás. En las reuniones no aceptaba un lugar de honor y tampoco que ninguna clase de objeto, ya fuera cartel o bandera, le diferenciara. Esto suponía graves inconvenientes, gravísimos para la salud del negocio, pero Gregor Helton era el jefe, el dueño de Helton Co., y ninguno de sus directivos tenía el suficiente valor para advertirle del alto precio de sus extravagancias. El 12 de abril del año en curso la cúpula directiva de Helton Co. iba a celebrar una reunión de gran importancia cuyo principal asunto, y seguramente el único, sería el de la toma en consideración de la posibilidad de declarar en bancarrota la compañía. Gregor Helton fue el último en acudir, hecho extraordinario en aquel viejo que no quería destacar en nada. Al entrar en la sala de reuniones su enorme cuerpo destrozó la puerta, sus formidables patas quebraron las baldosas y, en su intento de sentarse con los aterrorizados accionistas, huidos en desbandada a los extremos del salón, convirtió mesa y asientos en un desperdigado cúmulo de maderos y astillas.

-Que arreglen todo esto para la próxima reunión -dijo, levantando con su habitual elegancia la trompa-. Hasta entonces, señores.

Y salió por donde había entrado, recogiendo su sombrero marrón de entre los escombros del suelo.

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